Los humanos somos mamíferos por lo que la leche materna es el principal alimento que debe recibir un lactante, especialmente en los primeros meses. La leche materna tiene todos los nutrientes necesarios para el
correcto desarrollo de un niño hasta los seis meses de modo exclusivo,
complementándose con otros alimentos a partir de esta edad. Cuando la
madre no quiere o no puede dar el pecho, esta alimentación puede
sustituirse con leches adaptadas, diseñadas y en continua evolución para
parecerse cada vez más a la leche humana que es su patrón oro.
Esto es algo fácil de entender, pero posteriormente muchos niños comienzan a tomar leche de otros animales, fundamentalmente de vaca lo que en ocasiones produce inquietud en algunos padres.
La domesticación de los animales como la cabra, la oveja o la vaca, permitió en el neolítico que el hombre tuviese alimento cerca de su vivienda, fundamentalmente carne y leche, sin tener que salir a cazar lo que permitió que continuase alimentándose con leche pasado el periodo de lactante.
LECHE A PARTIR DEL PRIMER AÑO DE VIDA.
Tras el periodo inicial de lactancia materna, y combinada posteriormente con otros alimentos, como verduras, frutas, carnes o pescados, llega el momento en que el niño abandona el pecho y comienza en muchas ocasiones a tomar leche de vaca. Destacar que el niño puede perfectamente seguir tomando el pecho a esta edad y que es siempre la mejor leche (somos mamíferos humanos).
La leche de vaca (y la de cabra o la humana) es rica en calcio, fósforo, magnesio y proteínas. Además tiene un azúcar, la lactosa, que aparte de dar alimento contribuye a la adecuada absorción del calcio en el intestino.
Por todo ello, la ESPGHAN (Sociedad Europeda de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica) considera que la leche es un alimento fundamental para los niños, especialmente en los primeros tres años de vida. A partir de los dos años de edad, la cantidad le leche o lacteos equivalentes (yougures...) que un niño debe tomar se estima que debe ser medio litro de leche o equivalentes lácteos.
PUES A MÍ NO ME SIENTA BIEN LA LECHE.
Como cualquier alimento o sustancia que ingerimos, existen individuos o situaciones donde la leche puede no ser bien tolerada. Veamos los más frecuentes:
Alergia a las proteínas de la leche de la vaca. Se produce cuando nuestro organismo, de manera errónea, considera que la parte de proteínas que la leche tiene (beta-lacto-globulina, caseína, lacto-albúmina...) es una sustancia perniciosa y reacciona frente a ella de manera intensa, liberando fundamentalmente histamina. Como he indicado, el problema no es de la leche en sí (porque esté en mal estado) sino que es EL NIÑO ALÉRGICO, el que reacciona de forma anómala, en forma de vómitos, se le hincha la lengua o los labios o se pone la piel de color rojo justo tras la toma de leche (en este caso da igual que sea leche de vaca sin más o leche de biberón para lactantes). En caso que detectemos una reacción de este tipo en nuestro hijo, debemos suspender inmediatamente la toma de leche y contactar con nuestro pediatra que confirmará si esa reacción es debida a una alergia a proteínas de la leche. En caso de que se confirme deberá evitarse la leche y podremos alimentar a nuestro hijo con alimentos no lacteos o con leches especialmente diseñadas para alérgicos a la leche (llamadas hidrolizados) donde las proteínas que pueden provocar esta reacción han sido convenientemente modificadas para evitar la alergia.
Es muy importante saber que la leche sin lactosa NO puede darse a personas alérgicas a proteínas de la leche.
Intolerancia a la lactosa. La lactosa como hemos indicado anteriormente es un azúcar, compuesto por una molécula de glucosa y otra de galactosa unidas. Al llegar al intestino delgado, unas proteínas de nuestro intestino llamadas LACTASAS se encargan de separar la glucosa de la galactosa y de absorverlas para permitirnos nutrirnos con ella. La lactosa es la principal fuente de calorías de la leche y es el principal hidrato de carbono de la leche materna, es decir la leche materna es muy rica en lactosa, como lo es la de vaca.
Hay situaciones, como cuando tenemos una diarrea muy intensa, que la parte del intestino delgado que se encarga de digerir la lactosa puede dañarse temporalmente, y perdamos esa capacidad. Cuando esto sucede, la lactosa que tomamos con la leche pasa por el intestino delgado sin digerir y llega al colon. Allí es fermentada (como si fuese un yougurt) por las bacterias intestinales presentes en el colon de modo natural, transformando la lactosa en ácido láctico y gas, lo que provoca en la persona aumento de los gases intestinales y heces más líquidas y ácidas. Este es el motivo por el cual en algunos lactantes con diarreas intensas y que tienen deposiciones ácidas, puede recomendarse por el pediatra la utilización de leches sin lactosa durante unos dias cuando se presenta esta intolerancia transitoria.
Adicionalmente, si bien la mayoría de los humanos (no así otros animales) podemos digerir la leche durante toda nuestra vida, hay algunas personas que pierden parte de la capacidad de digerir la lactosa con el paso del tiempo y sufren un cuadro similar a partir de una determinada cantidad de leche ingerida (les da gases, dolores intestinales y, a veces, diarreas). En esas personas se recomienda que disminuyan la ingesta de leche a niveles que puedan tolerarla mejor o que empleen leche sin lactosa de modo habitual.
¿QUE ES LA LECHE SIN LACTOSA?
La leche sin lactosa es una leche normal a la que hemos administrado previamente a su envasado LACTASAS, dividiendo la lactosa en glucosa y galactosa como haría nuestro intestino. Por lo demás, es una leche totamente similar a la leche normal de vaca. Existen fórmulas infantiles sin lactosa donde se ha utilizado el mismo procedimiento para niños que, por diarreas u otros factores, no tienen capacidad por sí mismos de digerir la lactosa. En el yougurt o en la fabricación de quesos, las levaduras utilizadas fermentan la lactosa de modo natural para conseguir estos deliciosos productos, por lo que su contenido en lactosa es muy escaso y son tolerados muy frecuentemente por personas intolerantes a lactosa. Sin embargo deben evitarse en personas alérgicas a la leche de la vaca si el yougurt o el queso están realizados con dicha leche.
¿SE PUEDE SER ALÉRGICO A LA LACTOSA?
No. La lactosa es un azúcar, por lo que no se puede ser alérgico (se es alérgico sólo a proteínas). La intolerancia a lactosa y la alergia a las proteínas de la leche son procesos biológicos totalmente diferentes.
¿CUANTO DURA LA ALERGIA A LA LECHE?.
Esto es algo muy variable. Una gran mayoría de personas alérgicas a leche de vaca pueden terminar tolerando la proteína de la leche meses después de modo natural. Es por ello que es frecuente controlar periódicamente a los niños alérgicos y, si las pruebas antes positivas se vuelven normales, realizar una prueba de provocación en un entorno controlado y seguro. En casos más rebeldes, puede tratar de inducirse una tolerancia a la proteína de la leche de un modo controlado y dirigido por un médico experto.
PUES HE LEÍDO EN INTERNET QUE LA LECHE PRODUCE MOCOS.
No hay evidencia científica ni biológica de dicha relación. Es muy frecuente que el aumento de mucosidad que muchos niños experimentan por padecer virus respiratorios coincida con el cambio de alimentacion y la administración de leche de vaca, pero no es una relación causa efecto sino una coincidencia temporal no relacionada. En cuanto a la información que podemos encontrar en internet es muy importante que las fuentes sean solventes y de confianza.
Esto es algo fácil de entender, pero posteriormente muchos niños comienzan a tomar leche de otros animales, fundamentalmente de vaca lo que en ocasiones produce inquietud en algunos padres.
La domesticación de los animales como la cabra, la oveja o la vaca, permitió en el neolítico que el hombre tuviese alimento cerca de su vivienda, fundamentalmente carne y leche, sin tener que salir a cazar lo que permitió que continuase alimentándose con leche pasado el periodo de lactante.
LECHE A PARTIR DEL PRIMER AÑO DE VIDA.
Tras el periodo inicial de lactancia materna, y combinada posteriormente con otros alimentos, como verduras, frutas, carnes o pescados, llega el momento en que el niño abandona el pecho y comienza en muchas ocasiones a tomar leche de vaca. Destacar que el niño puede perfectamente seguir tomando el pecho a esta edad y que es siempre la mejor leche (somos mamíferos humanos).
La leche de vaca (y la de cabra o la humana) es rica en calcio, fósforo, magnesio y proteínas. Además tiene un azúcar, la lactosa, que aparte de dar alimento contribuye a la adecuada absorción del calcio en el intestino.
Por todo ello, la ESPGHAN (Sociedad Europeda de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica) considera que la leche es un alimento fundamental para los niños, especialmente en los primeros tres años de vida. A partir de los dos años de edad, la cantidad le leche o lacteos equivalentes (yougures...) que un niño debe tomar se estima que debe ser medio litro de leche o equivalentes lácteos.
PUES A MÍ NO ME SIENTA BIEN LA LECHE.
Como cualquier alimento o sustancia que ingerimos, existen individuos o situaciones donde la leche puede no ser bien tolerada. Veamos los más frecuentes:
Alergia a las proteínas de la leche de la vaca. Se produce cuando nuestro organismo, de manera errónea, considera que la parte de proteínas que la leche tiene (beta-lacto-globulina, caseína, lacto-albúmina...) es una sustancia perniciosa y reacciona frente a ella de manera intensa, liberando fundamentalmente histamina. Como he indicado, el problema no es de la leche en sí (porque esté en mal estado) sino que es EL NIÑO ALÉRGICO, el que reacciona de forma anómala, en forma de vómitos, se le hincha la lengua o los labios o se pone la piel de color rojo justo tras la toma de leche (en este caso da igual que sea leche de vaca sin más o leche de biberón para lactantes). En caso que detectemos una reacción de este tipo en nuestro hijo, debemos suspender inmediatamente la toma de leche y contactar con nuestro pediatra que confirmará si esa reacción es debida a una alergia a proteínas de la leche. En caso de que se confirme deberá evitarse la leche y podremos alimentar a nuestro hijo con alimentos no lacteos o con leches especialmente diseñadas para alérgicos a la leche (llamadas hidrolizados) donde las proteínas que pueden provocar esta reacción han sido convenientemente modificadas para evitar la alergia.
Es muy importante saber que la leche sin lactosa NO puede darse a personas alérgicas a proteínas de la leche.
Intolerancia a la lactosa. La lactosa como hemos indicado anteriormente es un azúcar, compuesto por una molécula de glucosa y otra de galactosa unidas. Al llegar al intestino delgado, unas proteínas de nuestro intestino llamadas LACTASAS se encargan de separar la glucosa de la galactosa y de absorverlas para permitirnos nutrirnos con ella. La lactosa es la principal fuente de calorías de la leche y es el principal hidrato de carbono de la leche materna, es decir la leche materna es muy rica en lactosa, como lo es la de vaca.
Hay situaciones, como cuando tenemos una diarrea muy intensa, que la parte del intestino delgado que se encarga de digerir la lactosa puede dañarse temporalmente, y perdamos esa capacidad. Cuando esto sucede, la lactosa que tomamos con la leche pasa por el intestino delgado sin digerir y llega al colon. Allí es fermentada (como si fuese un yougurt) por las bacterias intestinales presentes en el colon de modo natural, transformando la lactosa en ácido láctico y gas, lo que provoca en la persona aumento de los gases intestinales y heces más líquidas y ácidas. Este es el motivo por el cual en algunos lactantes con diarreas intensas y que tienen deposiciones ácidas, puede recomendarse por el pediatra la utilización de leches sin lactosa durante unos dias cuando se presenta esta intolerancia transitoria.
Adicionalmente, si bien la mayoría de los humanos (no así otros animales) podemos digerir la leche durante toda nuestra vida, hay algunas personas que pierden parte de la capacidad de digerir la lactosa con el paso del tiempo y sufren un cuadro similar a partir de una determinada cantidad de leche ingerida (les da gases, dolores intestinales y, a veces, diarreas). En esas personas se recomienda que disminuyan la ingesta de leche a niveles que puedan tolerarla mejor o que empleen leche sin lactosa de modo habitual.
¿QUE ES LA LECHE SIN LACTOSA?
La leche sin lactosa es una leche normal a la que hemos administrado previamente a su envasado LACTASAS, dividiendo la lactosa en glucosa y galactosa como haría nuestro intestino. Por lo demás, es una leche totamente similar a la leche normal de vaca. Existen fórmulas infantiles sin lactosa donde se ha utilizado el mismo procedimiento para niños que, por diarreas u otros factores, no tienen capacidad por sí mismos de digerir la lactosa. En el yougurt o en la fabricación de quesos, las levaduras utilizadas fermentan la lactosa de modo natural para conseguir estos deliciosos productos, por lo que su contenido en lactosa es muy escaso y son tolerados muy frecuentemente por personas intolerantes a lactosa. Sin embargo deben evitarse en personas alérgicas a la leche de la vaca si el yougurt o el queso están realizados con dicha leche.
¿SE PUEDE SER ALÉRGICO A LA LACTOSA?
No. La lactosa es un azúcar, por lo que no se puede ser alérgico (se es alérgico sólo a proteínas). La intolerancia a lactosa y la alergia a las proteínas de la leche son procesos biológicos totalmente diferentes.
¿CUANTO DURA LA ALERGIA A LA LECHE?.
Esto es algo muy variable. Una gran mayoría de personas alérgicas a leche de vaca pueden terminar tolerando la proteína de la leche meses después de modo natural. Es por ello que es frecuente controlar periódicamente a los niños alérgicos y, si las pruebas antes positivas se vuelven normales, realizar una prueba de provocación en un entorno controlado y seguro. En casos más rebeldes, puede tratar de inducirse una tolerancia a la proteína de la leche de un modo controlado y dirigido por un médico experto.
PUES HE LEÍDO EN INTERNET QUE LA LECHE PRODUCE MOCOS.
No hay evidencia científica ni biológica de dicha relación. Es muy frecuente que el aumento de mucosidad que muchos niños experimentan por padecer virus respiratorios coincida con el cambio de alimentacion y la administración de leche de vaca, pero no es una relación causa efecto sino una coincidencia temporal no relacionada. En cuanto a la información que podemos encontrar en internet es muy importante que las fuentes sean solventes y de confianza.
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