Las caídas al suelo de los niños desde altura o su misma altura golpeándose la cabeza son motivo de gran preocupación, especialmente si el golpe recibido es de cierta intensidad.
Afortunadamente la mayoría de los traumatismos craneales no revisten gravedad y no son más que una molestia transitoria. El cerebro se encuentra bien protegido dentro del cráneo, acolchado además con las meninges y el líquido cefalorraquídeo, por lo que lesionarlo es bastante difícil.
Lo primero que debemos tener en cuenta cuando un niño sufre un golpe en la cabeza es su intensidad. Para ello debemos valorar si ha sido una caída desde una altura (no es lo mismo caerse desde un sofá un niño mayor que un lactante desde un cambiardor). En lactantes, caídas de un metro o más de altura debemos considerarlas importantes.
Otra cuestión fundamental es determinar si el golpe ha sido principalmente en la cabeza o primero golpeó otra parte del cuerpo que amortiguó la caída y posteriormente el golpe en la cabeza fue mucho menor. En caso de un golpe primario en otra parte del cuerpo y luego en la cabeza, la intensidad del mismo decrece mucho.
Para valorar los posibles daños que el niño pueda tener debemos fijarnos también en la pérdida de conciencia. Si un niño ha quedado inconsciente tras el golpe, debemos considerarlo como un daño importante y derivar su atención a un centro hospitalario.
Si no hay pérdida de conciencia, como ocurre en la mayoría de los casos, lo normal es que el cuadro tenga menos importancia. No debemos confundir un cierto aturdimiento inicial (conmoción cerebral) con una pérdida de conciencia. Si la conmoción inicial fue importante, también debemos consultar con un médico.
Además debemos ver la zona del impacto. Es frecuente la aparición de un chichón en la zona del golpe, que inicialmente puede crecer de manera rápida y que posteriormente suele disminuir de tamaño. La aplicación de frío en la zona del golpe ayuda a que el chichón sea menor.
Si esta zona de chichón no es a tensión, sino que fluctúa como si tuviese líquido dentro (especialmente frecuente en lactantes que han podido caerse de un cambiador), debemos excluir una fractura de cráneo, por lo que es obligado también acudir a una valoración más detallada.
¿DEBEMOS DEJARLO DORMIR?
Esta es la gran pregunta que muchos padres nos hacen. El motivo de la misma es el siguiente: En casos raros, donde el golpe ha sido muy fuerte, se producen en ocasiones hemorragias internas cerebrales que pueden ir creciendo en las horas siguientes. Este crecimiento puede comprimir el cerebro de la persona afectada y provocar un coma. Si el paciente se duerme normalmente, la presión craneal aumenta y se produce el coma, es posible que este proceso pase inadvertido. Quiero insistir que esta posibilidad es, afortunadamente excepcional y asociada fundamentalmente a golpes de alta intensidad.
Por ello lo que los pediatras recomendamos cuando ha habido un golpe muy fuerte, aún sin pérdida de conciencia y con un comportamiento normal del niño en las horas siguientes al mismo es que, en caso de quedarse dormido (que es lo normal tras el ajetreo, el golpe y el susto), que se despierte al niño a las dos horas de dormir para comprobar que está bien. Lo normal es que proteste y que se enfade, es buena señal.
¿CUANDO ACUDIR AL MÉDICO?
Como resumen a lo anteriormente citado debemos solicitar atención médica si:
-El niño ha perdido la conciencia o presenta una herida abierta.
-Es un lactante que ha caído al suelo golpeándose la cabeza desde más de un metro de altura.
-La zona del impacto presenta un hematoma de gran tamaño, especialmente si fluctúa como si tuviese líquido dentro.
-Unas horas tras el impacto el niño presenta una somnolencia anormal, le cuesta despertarse o no responde de manera adecuada.
-Unas horas tras el impacto el niño presenta, vómitos, cojera, parásisis de alguna extremidad o bizquera.
-Tras el impacto presenta un dolor intenso de cabeza, especialmente si el dolor se acompaña de vómitos.
¿Y CUANDO EL GOLPE PARECE LEVE?
En esos casos que, afortunadamente son la mayoría, tranquilizaremos al niño tras el golpe pues suele estar asustado y a veces confundido. Le aplicaremos frío en la zona del golpe para que el chichón sea menos grande.
Si pasado un tiempo quiere descansar se lo permitiremos. Si pasan dos horas y sigue dormido, lo despertaremos para comprobar que todo continúa bien.
Es normal que le pueda doler la cabeza de modo leve tras el golpe. Podemos usar paracetamol para aliviarlo. Si los dolores de cabeza persisten o son muy intensos, especialmente si se acompañan de vómitos debemos consultar con un médico.
LO MÁS IMPORTANTE: PREVENCIÓN.
Para evitar estos sustos debemos prevenir que es siempre lo mejor:
-Ponle casco para la bicicleta y, especialmente, los patines, que es una importante causa de golpes en la cabeza.
-Evita por todos los medios dejar solos a los lactanes, ni un momento, especialmente en el cambiador. Lo normal es que se caigan. Si se nos ha olvidado coger algo, lo tomamos en brazos y vamos con él.
-No los dejes correr por zonas resbaladizas, especialmente los bordes de las piscinas mojadas sin suelo antideslizante.
Afortunadamente la mayoría de los traumatismos craneales no revisten gravedad y no son más que una molestia transitoria. El cerebro se encuentra bien protegido dentro del cráneo, acolchado además con las meninges y el líquido cefalorraquídeo, por lo que lesionarlo es bastante difícil.
Lo primero que debemos tener en cuenta cuando un niño sufre un golpe en la cabeza es su intensidad. Para ello debemos valorar si ha sido una caída desde una altura (no es lo mismo caerse desde un sofá un niño mayor que un lactante desde un cambiardor). En lactantes, caídas de un metro o más de altura debemos considerarlas importantes.
Otra cuestión fundamental es determinar si el golpe ha sido principalmente en la cabeza o primero golpeó otra parte del cuerpo que amortiguó la caída y posteriormente el golpe en la cabeza fue mucho menor. En caso de un golpe primario en otra parte del cuerpo y luego en la cabeza, la intensidad del mismo decrece mucho.
Para valorar los posibles daños que el niño pueda tener debemos fijarnos también en la pérdida de conciencia. Si un niño ha quedado inconsciente tras el golpe, debemos considerarlo como un daño importante y derivar su atención a un centro hospitalario.
Si no hay pérdida de conciencia, como ocurre en la mayoría de los casos, lo normal es que el cuadro tenga menos importancia. No debemos confundir un cierto aturdimiento inicial (conmoción cerebral) con una pérdida de conciencia. Si la conmoción inicial fue importante, también debemos consultar con un médico.
Además debemos ver la zona del impacto. Es frecuente la aparición de un chichón en la zona del golpe, que inicialmente puede crecer de manera rápida y que posteriormente suele disminuir de tamaño. La aplicación de frío en la zona del golpe ayuda a que el chichón sea menor.
Si esta zona de chichón no es a tensión, sino que fluctúa como si tuviese líquido dentro (especialmente frecuente en lactantes que han podido caerse de un cambiador), debemos excluir una fractura de cráneo, por lo que es obligado también acudir a una valoración más detallada.
¿DEBEMOS DEJARLO DORMIR?
Esta es la gran pregunta que muchos padres nos hacen. El motivo de la misma es el siguiente: En casos raros, donde el golpe ha sido muy fuerte, se producen en ocasiones hemorragias internas cerebrales que pueden ir creciendo en las horas siguientes. Este crecimiento puede comprimir el cerebro de la persona afectada y provocar un coma. Si el paciente se duerme normalmente, la presión craneal aumenta y se produce el coma, es posible que este proceso pase inadvertido. Quiero insistir que esta posibilidad es, afortunadamente excepcional y asociada fundamentalmente a golpes de alta intensidad.
Por ello lo que los pediatras recomendamos cuando ha habido un golpe muy fuerte, aún sin pérdida de conciencia y con un comportamiento normal del niño en las horas siguientes al mismo es que, en caso de quedarse dormido (que es lo normal tras el ajetreo, el golpe y el susto), que se despierte al niño a las dos horas de dormir para comprobar que está bien. Lo normal es que proteste y que se enfade, es buena señal.
¿CUANDO ACUDIR AL MÉDICO?
Como resumen a lo anteriormente citado debemos solicitar atención médica si:
-El niño ha perdido la conciencia o presenta una herida abierta.
-Es un lactante que ha caído al suelo golpeándose la cabeza desde más de un metro de altura.
-La zona del impacto presenta un hematoma de gran tamaño, especialmente si fluctúa como si tuviese líquido dentro.
-Unas horas tras el impacto el niño presenta una somnolencia anormal, le cuesta despertarse o no responde de manera adecuada.
-Unas horas tras el impacto el niño presenta, vómitos, cojera, parásisis de alguna extremidad o bizquera.
-Tras el impacto presenta un dolor intenso de cabeza, especialmente si el dolor se acompaña de vómitos.
¿Y CUANDO EL GOLPE PARECE LEVE?
En esos casos que, afortunadamente son la mayoría, tranquilizaremos al niño tras el golpe pues suele estar asustado y a veces confundido. Le aplicaremos frío en la zona del golpe para que el chichón sea menos grande.
Si pasado un tiempo quiere descansar se lo permitiremos. Si pasan dos horas y sigue dormido, lo despertaremos para comprobar que todo continúa bien.
Es normal que le pueda doler la cabeza de modo leve tras el golpe. Podemos usar paracetamol para aliviarlo. Si los dolores de cabeza persisten o son muy intensos, especialmente si se acompañan de vómitos debemos consultar con un médico.
LO MÁS IMPORTANTE: PREVENCIÓN.
Para evitar estos sustos debemos prevenir que es siempre lo mejor:
-Ponle casco para la bicicleta y, especialmente, los patines, que es una importante causa de golpes en la cabeza.
-Evita por todos los medios dejar solos a los lactanes, ni un momento, especialmente en el cambiador. Lo normal es que se caigan. Si se nos ha olvidado coger algo, lo tomamos en brazos y vamos con él.
-No los dejes correr por zonas resbaladizas, especialmente los bordes de las piscinas mojadas sin suelo antideslizante.
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